Texto: Antonio Muriano
Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas
Una vez que la Diputación de Granada devolvió la gestión de las dehesas de Campanillas al Ayuntamiento y aprobadas las primeras leyes de desamortización, los arrendatarios de las tierras empezaron a acceder a su propiedad
En un principio, los agricultores tenían propiedad sobre cuatro fanegas de
tierra que cultivaban con tan sólo una azada y sus propias manos, en el mejor
de los casos contaban con un burro y poco más. La falta de medios para poner en
producción la tierra y enfermedades como el paludismo hacían difícil la vida en
la vega por lo que algún colono desesperado y con pocos recursos llegó a
cambiar su parcela de tierra por una cabra. Entre los abandonos de tierras y
las incautaciones por falta de pago, en poco tiempo la mayor parte de las
tierras cayeron en manos de la burguesía malagueña que con mejores medios
técnicos para roturarlas y cultivarlas hicieron de la vega una de las zonas más
productivas de la provincia de Málaga. La burguesía, además de cultivar la tierra construyó hermosas mansiones que sirvieron de fincas de recreo y que le dieron al Valle de Campanillas un aspecto totalmente distinto al tenido hasta entonces. Se pasó de una economía al servicio de la ganadería a otra más productiva y comercial.
Los primeros pobladores y su modo de vida
Desde que se privatizaron las tierras de
la vega de Campanillas se plantaron con vides europeas, lo que atrajo a gran
número de personas para trabajar por cuenta ajena. Unos venían de pueblos de
toda la provincia malagueña como El Burgo, Benagalbón, Almáchar, Macharaviaya,
Totalán y otros, procedían de lugares cercanos a Campanillas como El Cotarro,
Los Arias o Los Gálvez.
Los jornaleros podían ser temporeros
o fijos que permanecían en el cortijo todo el año, sólo faltaban cuando iban a
sus casas para llevar algún dinero y cambiarse de ropa, cosa que ocurría
generalmente una vez al mes. Cuando había más trabajo y no podían ausentarse
mandaban el dinero por medio de un cosario que pasaba cada quince días por
Campanillas.
Desde los ocho años los niños empezaban a
trabajar guardando ganado o llevando agua al tajo para los peones.
El salario era de dos
reales a mantenido y una peseta a seco. A mantenido se le descontaba la comida
y a seco no. Los que vivían en los pueblos lejanos no tenían más remedio que
quedarse a comer, con lo que el sueldo se reducía a la mitad.
Los que vivían fuera
del cortijo tenían que salir de sus casas de madrugada para poder estar en el
tajo al amanecer ya que la jornada era de sol a sol.
El trabajo en la viña ocupaba casi todo el año. En los meses de
diciembre y enero se realizaba la poda, a continuación el arado de la tierra
que se hacía con yuntas de bueyes y vacas. Se cavaban las viñas con azadas y
cuando la viña volvía a brotar se hacía el azufrado y la fumigación con caldo
bordelés a base de cobre. Se cortaban los sarmientos que no tenían fruto y por
último la vendimia, que consistía en la recogida de la uva para llevarla al
pasero, también llamado toldo y una vez la uva en el pasero había que darle la
vuelta para que se secara y taparlos y destaparlos todos los días hasta que la
pasa estuviera hecha.
Cuando la uva estaba
seca y convertida en pasa se comenzaba la faena en el propio cortijo. Había que
clasificar el producto, para ello había expertos dedicados a este menester. Las
pasas se clasificaban en racimos, catites y granos y a su vez en subclases que
eran racimales, imperial, royaux, cuartas y quintas, los corrientes y los
escombros. Finalmente eran envasadas en cajas de 10 kilos para ser enviadas a
los almacenes que eran los encargados de exportarlas al extranjero. Los precios
de las cajas de pasas oscilaban entre las dos y cinco pesetas.
Las viñas pronto
empezaron a sufrir plagas que serían el principio del fin de las mismas. La más
temible de todas fue la filoxera que se corregiría injertando las vides
americanas silvestres en vides europeas, pero la mayor parte de los productores
se arruinaron con la plaga y no tuvieron recursos para empezar de nuevo, por lo
que la producción decayó considerablemente y el cultivo de la vid se refugió en
la zona de los Montes y la Axarquía; en la vega, las viñas desaparecieron y
dieron paso a cultivos de regadío como la caña de azúcar.
¡¡Qué imágenes más bonitas!! La historia de nuestros antepasados, resumidas en varias fotos. Me alegra verlas porque me hace recordar que lo que tenemos y disfrutamos ha sido gracias a nuestros mayores. Ahora nos toca a nosotros pelear y dejarle algo a los que vendrán después de nosotros.
ResponderEliminarMe alegro de que te hayan gustado las fotos. Es muy importante no olvidar la historia de nuestro pueblo. Espero seguir contando con tu lectura en las próximas entradas. Gracias por tu comentario.
EliminarMuy buen documento, y muy buenas fotografias, ¿hay documentacion fotografica de los cortijos de la zona, como santa matilde, jurado, somerilla, toto, etc, etc...?
EliminarGracias por leer este blog. Todo a su tiempo, el blog está estructurado por orden cronológico y para las próximas entradas la documentación fotográfica es muy interesante.
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