lunes, 7 de marzo de 2016

SER MUJER EN CAMPANILLAS DURANTE LA POSGUERRA

Después de la Guerra Civil, las mujeres también sufrieron las represalias del régimen franquista. Muchas de ellas fueron acusadas de colaborar con los republicanos por lo que fueron peladas a rape, “las pelonas”, y obligadas a tomar aceite de ricino.
            El hambre y la miseria de la posguerra  acarrearon una serie de enfermedades como el tifus o la tuberculosis que diezmaron notablemente la población. Muchas mujeres quedaban viudas con hijos y sin recursos económicos para salir adelante.

              Todas vencieron las dificultades económicas y sociales que se les presentaron y consiguieron ser un ejemplo de lucha y sacrificio para propios y extraños.
           Durante el franquismo, la  Sección Femenina era la institución encargada de inculcar y divulgar los valores tradicionales en las mujeres. Se Creó el Cuerpo de Divulgadoras Rurales Sanitario-Sociales  con el fin de enseñar en los pueblos normas básicas sanitarias y sociales entre las mujeres. 
Componentes de la Sección Femenina
 en Somera
En la década de los cincuenta,  componentes de este grupo vinieron a Campanillas  en verano. Se alojaron en tiendas de campaña que instalaron en el jardín de la Casa de Recreo, en Somera.

sábado, 5 de marzo de 2016

SER MUJER EN CAMPANILLAS DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

A principios del siglo XX, Campanillas formaba un Partido Rural en el que la población se encontraba dispersa en los cortijos que poblaban la vega.

            Algunas de estas haciendas habían sido heredadas por las hijas o sobrinas de los primeros propietarios. Las mujeres tenían capacidad legal para heredar y mantener la propiedad, pero no estaban autorizadas a administrarlas por lo que en la mayoría de los casos eran los maridos los administradores.

La clase media de Campanillas era poco numerosa y la componían pequeños propietarios o trabajadores cualificados.

            Las mujeres de la clase media eran educadas para el matrimonio. La administración de la casa y la educación de los hijos eran sus principales obligaciones. En el ámbito público siempre estaba tutelada por el marido, si estaba casada. El matrimonio era casi una obligación, pues no tenían medios económicos para ser solteras e independientes.

Entre la clase social más humilde,  la mujer, siempre, ha contribuido con su trabajo fuera de casa al mantenimiento económico de la familia. A principios de siglo, el trabajo doméstico y el del campo era el más común entre las mujeres de Campanillas. Un trabajo no reconocido y mal remunerado.
En 1931 con la llegada de la República las mujeres vieron reconocidos sus derechos como ciudadanas. En la nueva constitución elaborada se reconocía el derecho al voto de las mujeres mayores de 23 años. Clara Campoamor, diputada por el Partido Radical  fue su propulsora. En aquellos años, las mujeres tenían derecho a ser elegidas diputadas pero no podían votar. Sólo había tres diputadas: Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken. En las elecciones de 1933 las mujeres pudieron ejercer su derecho al voto por primera vez.


Coplas que se cantaban a propósito del derecho al voto de las mujeres.

Ya pueden votar las mujeres
      ya tienen libertad
       y yo sin un real.
                                     Tengo los calzones rotos
                                    no quiero decir ná
                                      vaya que mi mujer
                                       se quiera divorciar.


En este edificio situado en la Cuesta del Cerrao ejercieron
por primera vez las mujeres de Campanillas su derecho
al voto en 1933