sábado, 2 de abril de 2016

HUERTA SALINAS

     Lo que se ha conocido como Huerta Salinas es, en la actualidad, un grupo de calles entre las que están: Seda, Ceres, Hortensia y Vázquez II.  Los terrenos donde se ubican se parcelaron a finales de los años sesenta del siglo XX. Su propietaria era Trinidad Rodríguez Vega, que los heredó de su tío político Augusto Gálvez Sánchez.

     Los solares que se pusieron a la venta tenían una superficie media de 120 metros cuadrados con un precio aproximado de 100.000 pesetas (600,00 €)  La mayoría de los compradores eran parientes entre sí y las viviendas son de auto-construcción.
 El saneamiento, asfaltado y alumbrado de estas calles fue costeado por el Ayuntamiento de Málaga y los vecinos a razón de 15.000 ptas (90,00€) por vivienda.  Las obras duraron dos años, desde 1982 hasta 1984. 




Calle Seda
Calle Ceres
Calle Vázquez II

Calle Hortensia




lunes, 7 de marzo de 2016

SER MUJER EN CAMPANILLAS DURANTE LA POSGUERRA

Después de la Guerra Civil, las mujeres también sufrieron las represalias del régimen franquista. Muchas de ellas fueron acusadas de colaborar con los republicanos por lo que fueron peladas a rape, “las pelonas”, y obligadas a tomar aceite de ricino.
            El hambre y la miseria de la posguerra  acarrearon una serie de enfermedades como el tifus o la tuberculosis que diezmaron notablemente la población. Muchas mujeres quedaban viudas con hijos y sin recursos económicos para salir adelante.

              Todas vencieron las dificultades económicas y sociales que se les presentaron y consiguieron ser un ejemplo de lucha y sacrificio para propios y extraños.
           Durante el franquismo, la  Sección Femenina era la institución encargada de inculcar y divulgar los valores tradicionales en las mujeres. Se Creó el Cuerpo de Divulgadoras Rurales Sanitario-Sociales  con el fin de enseñar en los pueblos normas básicas sanitarias y sociales entre las mujeres. 
Componentes de la Sección Femenina
 en Somera
En la década de los cincuenta,  componentes de este grupo vinieron a Campanillas  en verano. Se alojaron en tiendas de campaña que instalaron en el jardín de la Casa de Recreo, en Somera.

sábado, 5 de marzo de 2016

SER MUJER EN CAMPANILLAS DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

A principios del siglo XX, Campanillas formaba un Partido Rural en el que la población se encontraba dispersa en los cortijos que poblaban la vega.

            Algunas de estas haciendas habían sido heredadas por las hijas o sobrinas de los primeros propietarios. Las mujeres tenían capacidad legal para heredar y mantener la propiedad, pero no estaban autorizadas a administrarlas por lo que en la mayoría de los casos eran los maridos los administradores.

La clase media de Campanillas era poco numerosa y la componían pequeños propietarios o trabajadores cualificados.

            Las mujeres de la clase media eran educadas para el matrimonio. La administración de la casa y la educación de los hijos eran sus principales obligaciones. En el ámbito público siempre estaba tutelada por el marido, si estaba casada. El matrimonio era casi una obligación, pues no tenían medios económicos para ser solteras e independientes.

Entre la clase social más humilde,  la mujer, siempre, ha contribuido con su trabajo fuera de casa al mantenimiento económico de la familia. A principios de siglo, el trabajo doméstico y el del campo era el más común entre las mujeres de Campanillas. Un trabajo no reconocido y mal remunerado.
En 1931 con la llegada de la República las mujeres vieron reconocidos sus derechos como ciudadanas. En la nueva constitución elaborada se reconocía el derecho al voto de las mujeres mayores de 23 años. Clara Campoamor, diputada por el Partido Radical  fue su propulsora. En aquellos años, las mujeres tenían derecho a ser elegidas diputadas pero no podían votar. Sólo había tres diputadas: Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken. En las elecciones de 1933 las mujeres pudieron ejercer su derecho al voto por primera vez.


Coplas que se cantaban a propósito del derecho al voto de las mujeres.

Ya pueden votar las mujeres
      ya tienen libertad
       y yo sin un real.
                                     Tengo los calzones rotos
                                    no quiero decir ná
                                      vaya que mi mujer
                                       se quiera divorciar.


En este edificio situado en la Cuesta del Cerrao ejercieron
por primera vez las mujeres de Campanillas su derecho
al voto en 1933

miércoles, 24 de febrero de 2016

INTELHORCE

      La fábrica textil de Intelhorce junto con la del Amoniaco y los tejares forma parte de la historia de Campanillas pues muchos de sus trabajadores/as  eran vecinos de la Barriada.
La empresa se creó en 1957 a iniciativa del gobierno de Francisco Franco. Su puesta en funcionamiento pretendía dos objetivos: por un lado paliar el paro y revitalizar la industria en la provincia de Málaga y por otro descentralizar el proceso industrial del país. Su construcción se realizó en tres fases, en 1957 se construyó las primeras naves de hilados, en 1962  el edificio de la administración y en 1963 la nave almacén de tejidos.

   Además del recinto fabril, se construyó un núcleo residencial para los trabajadores de la fábrica. El grupo de viviendas presentaba diversas tipologías: las de los obreros de tipo plurifamiliar en bloques y las de los directivos, unifamiliares y adosadas.
    Hasta 1973 fue una empresa pública integrada en el Instituto Nacional de Industria. En ese año se vendió al grupo textil Castell y en 1989 a Giovanni Orefici, representante en España de Benetton. Por último volvió a ser empresa pública, aunque para entonces, Intelhorce estaba tocada de muerte y a pesar de las ayudas estatales no se consiguió reflotarla y en 2004 desapareció  del mapa industrial malagueño.
      A lo largo de sus casi cincuenta años de existencia pasaron más de veinte mil trabajadores. El momento más álgido fue en 1975 en el que se llegó a contar con 3.200, de los que más de la mitad eran mujeres. Había tres turnos de trabajo, mañana, tarde y noche. En los primeros años las mujeres solo trabajaban durante los turnos de mañana y tarde.
Intelhorce también pasará a la historia política y social de Málaga, pues en ella se inició parte del movimiento sindical de Málaga.


Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de la Asociación Cultural Torre del Prado
           
      

viernes, 29 de enero de 2016

LA CENTRALITA DE TELÉFONOS

     En 1924 se creó la Compañía Telefónica Nacional de España y fue en ese año cuando se empezó a construir el edificio que albergaría la central de teléfonos de Málaga.  Pocos años más tarde, en 1932 se habilitó una centralita en Campanillas. Tener un terminal de teléfono a principios del siglo XX no estaba al alcance del pueblo por lo que los primeros fueron adjudicados a las instituciones o particulares económicamente acomodados. Así la Guardia Civil  tenía asignado el número 1, el 4 pertenecía al cortijo Jurado, el 5 a Rebanadilla, el 8 a Pellizo y el 9 a Somerilla.

    Como el enlace entre los distintos teléfonos se hacía de forma manual era muy importante que la persona responsable de la centralita tuviera una buena reputación en la comunidad. La primera encargada de la centralita fue Carmen Campos, hermana de Julio Campos, maestro en Campanillas en 1.930. En 1936 lo fue Manuel Olmedo Gutiérrez y en los años sesenta Lucía Trujillo Gálvez, hija de Isabel Gálvez Olmedo, era la telefonista.

    La centralita estaba situada en la calle José Calderón frente
al bar de Rafael Lucena.


Foto: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas.
              A. Cultural Torre del Prado

martes, 5 de enero de 2016

LA INDUSTRIA DEL TEJAR

      La composición arcillosa del suelo de la vega de Campanillas-Guadalhorce ha hecho que desde la antigüedad se ubicasen en la zona hornos de alfarería e industria del tejar. 
En Campanillas, el primer tejar del que se tienen noticias data de 1890 y perteneció a José López Rodríguez. Estaba ubicado en terrenos al pie de cerro Vallejo. En él el ladrillo se fabricaba amasando la arcilla con los pies, se ponía en moldes y se secaban al sol. Pero el apogeo de esta industria se produjo en la década de los sesenta del siglo XX a rebufo del auge de la construcción en la Costa del Sol.
     Los nuevos tejares tenían hornos  que funcionaron en un principio con orujo y más tarde se utilizó el fuel y el carbón. Los primeros fueron empresas particulares, pero más tarde se convirtieron en cooperativas de trabajadores.
         Antes de la crisis sufrida en la década de los ochenta del siglo XX, había doce tejares. En una primera reconversión se cerraron cinco de ellos y los restantes se mantuvieron en pie y vivieron otra época de esplendor a comienzos del siglo XXI. La crisis del ladrillo provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria terminó con esta industria en Campanillas.

     A nivel socio-económico la industria del tejar ha sido muy importante; se produjo un notable aumento de la población pues su auge atrajo a gente de distintos lugares de Andalucía con tradición alfarera como Linares, Zocueca o Las Gabias y además sirvió para que numerosos jornaleros de los cortijos de la Vega de Campanillas encontraran un puesto de trabajo cuando se produjo la mecanización del campo.
      También a nivel medioambiental, los tejares han dejado una huella bastante visible en el paisaje de Campanillas  al estar las canteras de arcilla al lado de las mismas fábricas.




Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas. 
AS.Cultural Torre del Prado