miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL TEATRO REGIONAL DEL VALLE

            En los años cuarenta y cincuenta del siglo XIX grupos de comediantes y tirititeros recorrían los pueblos de España dando una nota de color y alegría a la vida de sus habitantes. Estos comediantes eran tan humildes que aceptaban como pago a su trabajo cualquier donativo material o pecuniario. Campanillas no fue una excepción, estos grupos de comediantes acampaban en las afueras de la población y hacían su representación en el llamado patio de “El Falange”. Lo mismo nos contaban un chiste que representaban una comedia o nos maravillaban con sus juegos malabares.
Carpa del Teatro Regional 
            A finales de la década de los cincuenta se estableció en Campanillas el Teatro Regional del Valle, integrado por
una familia de actores compuesta por el matrimonio  José y Matilde y siete hijos/as Dionisio, Angelitas, Matilde, Salud, Arturo, Pepa y Germán, además de sobrinos y otros actores, entre ellos Maruchi Rivas. Todos,  de uno u otro modo, trabajaban en la compañía, y todo el trabajo relacionado con el teatro quedaba en casa: realizaban el diseño y confección del vestuario, decorados y el montaje del escenario. Pepa era una gran actriz cómica, Dionisio era guionista y actor y Germán el galán.
Entre su repertorio se encontraban comedias como: Un Caradura, Yo no quiero líos, Nosotros, ellas y el duende; obras de gran fuerza melodramática como: El soldado de San Marcial, La mujer adúltera, La ciega de Paris entre otras. Durante dos décadas esta compañía recorrió toda Andalucía con su teatro y año tras año volvían a Campanillas donde siempre hacían la última representación de la temporada. Como contaba Angelitas “los hijos eran todos del mismo padre, pero cada uno había nacido en un pueblo diferente y estaba bautizado en otro, a causa del ajetreo de su vida”.



Era tanta la vinculación que tenía la gente de Campanillas con esta Compañía, que algunos no esperaban a que llegara al pueblo para verla actuar y, si podían reunir las 4 pesetas que costaba la entrada en sus inicios, iban andando hasta la estación de Cártama donde también representaban sus obras periódicamente.  En 1979 la compañía se disolvió  y en mayo de ese año representaron su última función en Campanillas en casa de Juan Vera. Sus componentes se dispersaron, Angelitas del Valle se quedó a vivir en La Fresneda y su sobrino Gerardo en los Portales de Emilio. El resto de la familia fijó su residencia en los pueblos cercanos.


Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas






 

viernes, 28 de noviembre de 2014

LOS CINES DE INVIERNO

Cine Paloma

            Desde su inauguración en 1961 y hasta 1970 su propietario fue D. Joaquín Aguirre Ortega, estaba situado en la calle Pontazgo esquina Felipe González Vallejo, zona conocida como Estanco Viejo. La sala tenía el techo de uralita, las paredes adornadas con cortinas rojas y delante de la pantalla una tarima. El aforo era de 430 personas.
            Desde 1970 hasta 1983 su propietario fue D. Miguel González y el operador, D. Marcelino Pozo Duarte. Los fines de semana se pasaban dos funciones, una a las ocho y la otra a las diez. Durante un tiempo también se proyectaron películas los lunes. Las entradas en los días festivos eran numeradas y costaban 7,50 pesetas. En los días laborables el precio era de 5 pesetas y no eran numeradas.

            La película con más éxito en esta época fue Los diez mandamientos. Se proyectó durante tres días seguidos a dos funciones diarias. Ben Hur, Los siete Magníficos o La Violetera fueron otros títulos que, al igual que en el resto de España, también tuvieron éxito en Campanillas. 
            Un recinto tan amplio fue aprovechado para organizar otros espectáculos y también eventos sociales. En 1961, con motivo de las inundaciones, el Ayuntamiento reunió en este lugar a los damnificados para el reparto de las ayudas, ya que no existía en la zona otro local de mayor tamaño y  mejores condiciones para ello. Y en 1976, el 22 de octubre, los vecinos se reunieron en este establecimiento para decidir la creación de la “Asociación de Vecinos Evolución”. En los últimos años, se representaron algunos belenes vivientes y como ya era tradicional se organizaban los bailes de los sábados y actuaciones musicales de los artistas de moda, aún se recuerda la actuación de Manolo Escobar.


El cine Torregón

            En 1983 el cine cambió de dueño y nombre, siendo entonces su propietaria Dª María Luisa Martín Alemán. El operador y gerente, D. Justo Latorre Márquez, lo mantuvo funcionando unos ocho años, pasando después de su cierre a instalar un pub y una discoteca, llamados “Bianco”. La trayectoria de estos locales no fue muy larga y siguiendo el mismo destino que la mayoría de los cines tradicionales en el año 2003 se derribó el edificio y se construyeron locales comerciales y viviendas.




 

lunes, 24 de noviembre de 2014

EL CINE


El cine en las décadas de los cuarenta y cincuenta
           
         Entre 1945 y 1946 los vecinos de Campanillas pudieron disfrutar del primer cine. Lo instaló  Ramón Gallardo Benítez en un solar de su propiedad, en la calle José Calderón a la altura del nº 113. Como pantalla de proyección aprovechó la pared de la casa colindante a la suya, cercó el solar con cañizo y durante ese verano se proyectaron algunas películas. No todo el mundo tenía dinero para pagar la entrada, sobre todo los jóvenes que, ni cortos ni perezosos, hacían un agujero en el cañizo y en caso de ser descubiertos, siempre quedaba el recurso de subirse a los árboles de los alrededores. Este cine sólo funcionó un verano. En los siguientes años su propietario contrataba orquestas y organizaba veladas en las que se bailaba al ritmo de la música de moda.  
            El siguiente cine también fue de verano y estuvo instalado en “Las Alpechineras” (las “Perchineras en el lenguaje popular), en las proximidades de la actual urbanización “El Brillante”. Funcionó en el verano de 1955. Después fue utilizado para la celebración de fiestas flamencas y, más adelante,  en este recinto se instaló la caseta oficial de la feria.
            Entre 1958 y 1961 se promovió el funcionamiento de un cine tutelado por la parroquia.. Joaquín Aguirre Ortega y el párroco  Jacobo (Santiago Real Romero) fueron sus promotores. Estaba situado en el “patio Jilguero”. En él se proyectaban películas autorizadas  en las que había que estar “como en misa”, que de guardar el orden ya se encargaba el cura. También en este local se celebraron fiestas flamencas, con actuaciones de los más famosos cantaores de aquellos tiempos, como Pepe de la Isla, Antonio de Canillas, Beni de Cádiz y Manolo el Malagueño.




Sala del cine de verano
El cine de verano

A partir de 1961 los vecinos de Campanillas pudieron disfrutar de dos cines, uno de verano y otro de invierno. El de verano estaba situado en la Trapera, actualmente calle Cristobalina Fernández. No tenía un nombre propio ni rótulos que lo señalaran, y las entradas eran las mismas que las del cine “González Marín” de Cártama, ya que el dueño era socio también de ese cine. Algunas personas recuerdan que: “era un local bastante amplio, al que se accedía por una gran puerta de cochera. En la fachada tenía dos taquillas y sobre ellas una pizarra colgada en la que figuraba el precio de la entrada y la programación. Nada más cruzar el umbral se podía ver a la izquierda la cartelera y a continuación el bar. Al lado de éste, una pequeña habitación donde dormía el operador las noches que había proyección. En la planta superior estaba situada la vivienda del dueño. Más adelante, cuando los dueños se trasladaron a vivir a Málaga, esta vivienda fue ocupada por el operador,  Miguel Vázquez Vázquez, y su familia. El patio de butacas en sus inicios estaba provisto de sillas plegables.
Poco después de su inauguración, las intensas lluvias del otoño de 1961 provocaron el desbordamiento del río campanillas y la riada se las llevó. Aparecieron en la Playa de la Misericordia. Más adelante fueron sustituidas por bancos. En sus laterales había sembradas plantas con flores aromáticas como un jazmín, una dama de noche, varios naranjos y limoneros y buganvillas de diferentes colores. Las distintas fragancias que se respiraban hacían las noches menos calurosas y muy agradables”.

      Como el clima de Campanillas es muy benigno, la temporada del cine de verano se prolongaba hasta bien entrado el otoño. Si hacía frío se encendían hogueras en bidones, a modo de estufas. La prolongación de la temporada  del cine de verano hacía que éste entrara en competencia con el de invierno. A este desafío el cine de invierno contestaba poniendo las entradas más baratas o dejando entrar gratis a las mujeres, a lo que el de verano respondía regalando cigarrillos o una copa de aguardiente a los asistentes.  El propietario, Francisco Ramos, además del “González Marín” de Cártama, también era socio del cine “María Cristina” de Alhaurín el Grande. Por este motivo las películas se intercambiaban y los vecinos podían disfrutar de una programación variada. Las películas con más aceptación eran los dramas y las del Oeste: El dolor de los hijos, Los hijos de nadie, Currito de la Cruz, Violetas Imperiales, Siete novias para siete hermanos o Los doce del patíbulo, entre otras.
Taquillas del cine de verano


  
           Como ya era tradicional, en  las salas de cine también se ofrecían espectáculos musicales. Algunos de los artistas de la época que actuaron fueron Manolo y Antonio el Malagueño, Rafael Farina,  La Niña de la Puebla, Juanito Valderrama y Pepa Flores. Como dato anecdótico se recuerda que la entrada a la actuación de Rafael Farina costaba 30 pesetas. En los últimos años se dejaron de proyectar películas y se celebraban banquetes de boda y con la llegada de la democracia el PSOE y el PCE organizaron varios mítines antes de la desmantelación  del recinto.

Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas.



lunes, 10 de noviembre de 2014

VISTA AÉREA DE CAMPANILLAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX




Vista de Campanillas a mitad del siglo XX. En la foto aérea se puede ver el templo parroquial junto con la casa rectoral, el lagar y los portales de Ruiz y Maíquez, la carretera de Cártama y la de la Estación.
Esta zona conocida como "La plaza" fue el núcleo primitivo a partir del cual se expandió Campanillas. Los campos sembrados de viñas llegaban hasta los mismos muros de la iglesia .

jueves, 23 de octubre de 2014

DE COLEGIO P.U.A A JOSÉ CALDERÓN


Aunque el colegio José Calderón fuera concebido dentro de un Plan de Urgente Alfabetización, no se podía llamar P.U.A.. Toda la comunidad educativa, profesores, padres y madres, estimaron conveniente que se le pusiera el nombre de José Calderón, uno de los maestros que había impulsado su construcción.

José Calderón: 

José Calderón Martín nació en 1911 en la ciudad de Ferrol (Coruña) aunque sus padres eran oriundos de Ardales (Málaga). A la edad de 20 años terminó sus estudios de Magisterio. Su vida profesional la realizó en la provincia de Málaga. Su primer destino fue en Villanueva de Algaidas,
El maestro José Calderón con sus alumnos
Además de su labor profesional como maestro fue corresponsal del periódico SUR cuando estuvo destinado en Periana.
A Campanillas vino destinado en 1952, cuando la escuela estaba ubicada en la carretera que une Campanillas con la Estación y que se conoce con el nombre de "La Longaniza". Aunque oficialmente se llamaba San Alberto, los vecinos la conocían por la escuela de "El Chino"
Alumnos de D. Antonio Ros
Alumnos del colegio "El Chino"
Ejerció su profesión de maestro durante veinte años y dejó un gran recuerdo entre las personas que fueron alumnos y entre los vecinos en general. Junto con otros maestros impulsó la construcción del colegio que ahora lleva su nombre y tuvo la mala fortuna de no verlo funcionar pues murió la víspera de que se inaugurara.




Alumnas del colegio "El Chino"

jueves, 16 de octubre de 2014

EL COLEGIO JOSÉ CALDERÓN

Vestíbulo del colegio José Calderón
Vista aérea años ochenta






  Durante muchos años al colegio José Calderón se le conoció como el PUA, porque su construcción se debió a un Plan de Urgente Alfabetización que se llevó a cabo en España en los años setenta del siglo XX.
    Se inauguró en 1972 y en principio se construyó para acoger a veinte unidades de Educación General Básica (E.G.B) y Párvulos. La Educación General Básica se dividía en tres ciclos: el primero y segundo curso pertenecían al primer ciclo; el tercer, cuarto y quinto curso al ciclo medio y sexto, séptimo y octavo al superior. El Preescolar se componía de dos cursos.
Fiesta de inauguración 
Alumnos en clase. Año 1975
     Cuatro años más tarde se tuvo que ampliar en cinco unidades más para acoger a alumnos de la Estación de Campanillas y Huertecilla Mañas. A mediados de los años ochenta la población que se encontraba dispersa se fue agrupando en torno a Campanillas, por lo que de nuevo el colegio se quedó pequeño y las autoridades decidieron  construir un nuevo edificio cercano al José Calderón. Este edificio más pequeño estaba pensado para albergar a los párvulos, ahora llamados alumnos de Preescolar, pero por decisión de los padres se destinó a los alumnos de segundo ciclo de E.G.B.  A este edificio se le llamó durante mucho tiempo colegio “Roquero”.
Alumnos del colegio "Roquero" en el huerto escolar
      A partir de finales de los años ochenta se fueron construyendo colegios en los distintos núcleos de población que componen el distrito de Campanillas y el colegio José Calderón se fue quedando solamente para la población de Campanillas.
       Desde su construcción el colegio ha tenido los siguientes directores por orden cronológico:
José García Pérez, Antonio Ros Larrubia, María Ángeles Rueda Cases, Carmen Picón Pérez, Miguel A. Fernández Rebollo, Antonio Conde Gálvez, Carmen Nuevo Ramírez, Francisca Cuesta Aguilar, Miguel A. Lora y Salvador Ortiz Lozano.

  

jueves, 2 de octubre de 2014

LAS ESCUELAS RURALES CONSTRUIDAS EN EL VALLE DE CAMPANILLAS

Escuela Rural de Los Arias:

Los Arias es un núcleo de población situado a 6 km. de Campanillas en dirección Almogía. Su poblamiento se originó en la segundad mitad del siglo XIX como consecuencia de un reparto de tierras que promovió el Ayuntamiento de Málaga entre jornaleros y soldados licenciados de la Guerra de Independencia.
 Los terrenos en los que se asienta la población son montuosos con suelos pobres y de difícil cultivo, por lo que estaba compuesta por familias de campesinos con escasos recursos.
      La escuela se construyó en terrenos donados por D. José Gómez. Tenía su área de influencia sobre Mallorquín, Los Morales y El Cotarro, cortijos y núcleos cercanos. En total daba servicio a 761 habitantes de los que 240 eran menores en edad escolar.
Escuela de los Arias
      El  primer año de su puesta en marcha, 1956, tuvo 35 alumnos, aunque su apogeo lo vivió en los años 60 y principios de los 70 en los que la media de alumnos matriculados rondaba los 100. Las clases de adultos tuvieron también una buena acogida, en 1965 asistían a clases nocturnas unos 35 adultos.
      A mediados de los 70 se abrió en Campanillas el colegio José Calderón , centro de Enseñanza General Básica al que asistían alumnos del ciclo superior de E.G.B. de los Arias, mientras el ciclo inicial y medio se seguía impartiendo en la escuela.
      A mediados de los 70 se abrió en Campanillas el colegio José Calderón , centro de Enseñanza General Básica al que asistían alumnos del ciclo superior de E.G.B. de los Arias, mientras el ciclo inicial y medio se seguía impartiendo en la escuela.
      En el curso 1979-80 se cerró definitivamente la Escuela Rural de Los Arias, que tenía dos unidades: una de ciclo inicial con alumnos de 1º y 2º de E.G.B. y otra de ciclo medio con alumnos de 3º, 4º y 5º de E.G.B. Los alumnos afectados por el cierre pasaron a cursar estudios en el colegio José Calderón utilizando el transporte escolar.

Escuela Rural de Casamayor:
Al igual que la escuela de Los Arias, se abrió en 1956. Atendía a una población de 340 habitantes de los cuales 65 eran niños en edad escolar. Su radio de acción abarcaba La Fresneda y cortijos cercanos.
Escuela de Casamayor
      La Fresneda toma su nombre de la antigua dehesa propiedad de los Bienes de Propios del Ayuntamiento de Málaga. Con motivo de las desamortizaciones, la dehesa se dividió en parcelas de 4 ha. cada una  que fueron puestas a la venta. Los compradores de estas suertes se instalaron en la zona y formaron un núcleo de pequeños propietarios que se dedicó a cultivar la vid.
      La escuela se edificó en un terreno propiedad de la familia Espejo. El número de alumnos matriculados desde sus comienzos superaba los 100. En cuanto a matrículas de adultos, en los primeros años se equiparó al de niñ@s.
      Fue la última escuela rural en cerrar sus puertas. El último curso lectivo fue el 2006/07. En ella ejerció su función docente Natividad Martos.

Escuela Rural de Colmenarejo:
Colmenarejo es un núcleo de población situado a 2 km. de Campanillas en la carretera que lleva a Almogía. Hasta principios del siglo XIX  estas tierras eran de propiedad realenga. El origen de su población se remonta a 1821, cuando un grupo de jornaleros que trabajaban en la zona pidió tierras para cultivar y así aliviar la mala situación económica que venían padeciendo. Así se fueron instalando grupos de familias dispersas por la ladera del monte que alberga la Piedra de la Torre.
Alumnos de la Escuela de Colmenarejo
      La escuela se construyó en la parte más baja, en terrenos pertenecientes a José Jurado. Daba cobertura escolar a unas 300 personas de las que 85 eran niños/as. En 1957 sólo se implantó una clase a la que asistían unos 35 alumnos. En los años sesenta se aumentó en una más y además se incrementaron los servicios prestados. Fue promovida por el Obispado como Centro Instaurare. En los centros  Instaurare además de tener  una maestra también contaban con  un asistente social y una enfermera. Silveria González Amorena ejerció como maestra en los años sesenta y setenta.
      En el curso 1968/69 se suprimió una de las dos unidades existentes y se cerró definitivamente en el curso 1975/76.
Silveria González con sus alumnos de la Escuela
de Colmenarejo



Escuela Rural de Somera:
Fue junto con la de la Estación de Campanillas, la primera escuela que se puso en marcha, en 1955. Contaba con dos unidades y atendía a una población de 980 habitantes de los que 175 eran niños en edad escolar. El primer maestro que tuvo fue  José Rodríguez Millán de 39 años casado con Carmen Martínez Ruiz.
            Somera debe su nombre al primer propietario de estas tierras perteneciente a la familia Fernández de Somera y Guzmán. En la década de los sesenta, Somera destacó en el valle de Campanilas porque Adolfo Marineto abrió una fábrica de fideos y un  tostadero de café que daban trabajo a muchas familias de la zona.

Escuela Rural de Maqueda:
Maqueda es un núcleo de población situado a unos 3 km. de Campanillas. En 1958, fecha en la que se abrió la escuela, Maqueda contaba con 350 habitantes en su mayoría campesinos  trabajadores del cortijo Maqueda, Lira o Santa Rosalía.
Escuela de Maqueda
Abrió sus puertas con una matrícula de 48 alumnos en el curso 1958/59  y se fue incrementando hasta llegar a 120 diez años más tarde. Esta escuela permaneció abierta hasta el año 2004.


Escuela Rural de la Estación de Campanillas:
 La Estación o Portales de la Victoria se desarrolló como núcleo de población al construirse la estación apeadero de tren en la segunda mitad del siglo XIX.
      La escuela se construyó en 1956 y atendía a una población de 750 habitantes de los que 130 estaban en edad escolar. Además de cubrir el núcleo de la estación también atendía a alumnos de cortijos cercanos como Sta. Águeda o La Victoria. Esta zona tuvo su máximo apogeo en los años sesenta en los que hubo un mayor número de trabajadores del ferrocarril. Además, cortijos como Sta. Águeda y La Victoria fueron parcelados y vendidos a los colonos que cultivaban la tierra.
      Mª Carmen Torres Barrios ejercicio su magisterio durante muchos años en esta escuela.

Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas. A. Cultural Torre del Prado

viernes, 26 de septiembre de 2014

ESCUELAS RURALES CONSTRUIDAS EN EL VALLE DE CAMPANILLAS

    Las escuelas rurales tuvieron su origen en las escuelas parroquiales existentes desde principios del siglo XX y los maestros itinerantes que recorrían los cortijos de los montes de Málaga.
    Hacer llegar la educación a los lugares más alejados de la provincia era una necesidad  en la que el Obispado de Málaga venía trabajando desde antes de que el Cardenal Herrera Oria fuera nombrado Obispo de Málaga. Fue en 1954  cuando se firmó un acuerdo con el Ministerio de Educación por el cual se creaba el Patronato Mixto de las Escuelas Rurales. Este Patronato estaba formado por ingenieros, abogados, técnicos de obra y otros profesionales en su mayoría miembros de Acción Católica. Tenían como misión principal la construcción y puesta en funcionamiento de  250 escuelas en toda la provincia de Málaga.  El primer paso que dio el Patronato fue la elaboración de un estudio para analizar y conocer la realidad educativa, cultural y religiosa de la provincia. En el informe se ponía de manifiesto que más de un 75% de la población escolar no tenía acceso a la enseñanza.  Con los datos de este estudio se llegó a la conclusión de que las Escuelas Rurales  a promover tenían que ser mucho más que una escuela, pues además de realizar una función docente también tenían que ejercer una labor social y de atención religiosa.
   Este  proyecto se fundamentó en un soporte físico, el edificio de la escuela, y otro humano, el maestr@.

 La construcción de las escuelas:

 El 16 de diciembre  1954, el gobierno aprobó una partida económica de 250 millones de pesetas para la construcción y funcionamiento de 250 escuelas en las zonas rurales de Málaga. Este dinero fue recibido por el Patronato a lo largo de cinco años a razón de 10 millones por año.
Se construyeron escuelas sencillas o dobles según la población existente, se edificaron en el centro geográfico de la zona en terrenos cedidos por los propietarios. Cada escuela tenía una o dos aulas, capilla y vivienda para el maestro o maestra.
En la construcción y posterior funcionamiento intervinieron directamente los vecinos. Se crearon Juntas Vecinales que ayudaron aportando materiales y mano de obra y más tarde colaboraron en la gestión y funcionamiento del centro. Estas Juntas Vecinales fueron el germen de las Asociaciones de Vecinos que se preocuparon de organizar servicios comunitarios como mejora de caminos y organización y celebración de fiestas entre otras.

    El factor humano: El maestr@ y los alumn@s

      Uno de  los pilares en los que se basaron las Escuelas Rurales fueron los maestros y maestras. Para ello se propuso la formación de un cuerpo especial de Magisterio Rural de la Iglesia formado en las Escuelas Diocesanas. Se establecieron tres escuelas femeninas en la provincia: Escuela de Santa María en Nerja  llevada por la Institución Teresiana, Escuela Virgen Inmaculada de Gamarra en Málaga, dirigida por las Religiosas Hijas de Jesús  y  Escuela María Inmaculada en Antequera  a cargo de las Religiosas Terciarias Franciscanas. Los Hermanos Maristas tendrán  la responsabilidad de la Escuela de Magisterio Rural para hombres ubicada en Torrox en la finca Trayamar. Las enseñanzas recibidas iban más allá de las académicas (matemáticas, lengua, historia o religión) a las mujeres se las instruía en puericultura, primeros auxilios, costura y manualidades y los hombres aprendían apicultura, mecánica y otras disciplinas relacionadas con el mundo rural.

        Desde el principio se tuvo claro que los docentes tenían que ser oriundos de la misma comarca en la que iban a trabajar para que hubiera una mayor motivación en el trabajo con los habitantes del lugar. En Campanillas Maruja Pérez  Padilla y Natividad Martos Bonilla fueron algunas de las maestras nacidas en la zona de Campanillas que cursaron estudios de magisterio en la Escuela de Gamarra, Mª Carmen Torres también ejerció de maestra en la Estación de Campanillas, habiendo realizado sus estudios en la Escuela de Magisterio Rural del Santuario de Flores de Álora en 1962. Todas tuvieron un periodo de formación de tres años. Una vez finalizado su periodo de formación eran destinadas a algunas de las 250 escuelas que se pusieron en marcha a partir de 1954. Sin duda el éxito o fracaso de una escuela dependía de la fortaleza moral y de carácter de estas mujeres.
            La primera tarea que realizaban nada más llegar a su destino era visitar a las familias y convencerlas de la conveniencia de enviar a sus hij@s a la escuela. Los alumn@s tenían que salvar muchas dificultades para asistir a clase, una de ellas era la distancia. En todas las épocas del año los niños y niñas tenían que recorrer hasta cinco kilómetros para llegar hasta la escuela. Por este motivo el horario era continuado por la mañana. Las necesidades familiares suponían otras dificultades, pues los niños se iniciaban pronto en el trabajo del campo y en el caso de las niñas, en la ayuda doméstica cuidando a los hermanos más pequeños. Pero a pesar de todo en la mayoría de las escuelas se consiguió escolarizar a un 80% de la población infantil.

Labor realizada por las Escuelas Rurales:
          
  Labor docente:


Alumnas de la Escuela de Magisterio
Rural de Gamarra
 Un mismo profesional atendía todos los niveles educativos. En el desarrollo de esta labor, además de poner en práctica los métodos pedagógicos aprendidos en su periodo de formación también se valieron del sentido común y el pragmatismo.  Las materias más importantes eran el conocimiento de la escritura y la ortografía así como la adquisición de una buena fluidez en la lectura. Los problemas de aritmética y el cálculo estaban relacionados con el mundo en el que se desenvolvía el alumn@.
            Una vez afianzada la asistencia a clase de la población infantil, las clases de alfabetización se extendieron a los adultos en horario nocturno. A estas clases asistían más hombres que mujeres, que preferían las clases de costura y bordado por la tarde.

   Labor Social:
Integrantes de la Sección Femenina
         que trabajaron en el Valle de Campanillas
Las Escuelas Rurales fueron el centro en el se desarrollaron las actividades sociales más importantes de la comunidad. El dinamismo cultural que tenía durante el curso se completaba durante el verano con las misiones culturales. Seminaristas y afiliadas a la Sección Femenina ponían en marcha un programa de actividades culturales que abarcaba desde la proyección de películas hasta la enseñanza de bailes regionales. En Somera los componentes de la misión cultural, durante varios años en la década de los 50, instalaron sus tiendas de campaña en el patio de la  “Casa Recreo” y desde allí dirigían las actividades en  la zona de la Fresneda y Somera.

            En ocasiones se puso en marcha una emisora de radio que servía de vehículo de difusión de la cultura y como medio de comunicación entre la población, al no existir teléfono. En Somera se instaló una de estas emisoras. Durante el tiempo que estuvo funcionando los vecinos de la Fresneda y Campanillas podían mandar mensajes de saludo a sus familiares y amigos, los cantaores de la zona podían mostrar sus habilidades e incluso se animaba a los jóvenes a que escribieran sobre algún tema o personaje importante.

  Labor de atención religiosa:
Boda celebrada en la capilla de la escuela
de Casamayor
El maestr@ rural fue siempre un buen colaborador de los sacerdotes que atendían las zonas rurales. Una vez a la semana la habitación destinada a aula se convertía en capilla donde se celebraba misa. Asimismo la maestra era la encargada de preparar a los niños para recibir la Primera Comunión que se celebraba en la misma escuela. También participaba activamente la maestra en las demás celebraciones religiosas como bodas o bautizos.









Fotos: Archivo Fotográfico y
Documental de Campanillas.

viernes, 12 de septiembre de 2014

INTRODUCCIÓN A LA ESCUELAS RURALES

    En los primeros años de la segunda mitad del siglo XX, se puede decir que el analfabetismo era un problema endémico entre las clases populares y en el medio rural. En el valle de Campanillas esta situación se agravaba debido a la dispersión de la población. Tres cuartas partes de los habitantes del valle vivía en pequeños núcleos  dispersos o en cortijos  desprovistos de servicios sanitarios, educativos o religiosos.
    En el ámbito educativo el servicio era realizado por  maestros itinerantes que iban por los cortijos. A cambio de techo y comida, enseñaban a los niños a leer y escribir.
Grupos de escolares con misioneros. Años cincuenta.
Existía un dispensario municipal que proporcionaba los servicios sanitarios y la parroquia Ntra. Sra. del Carmen se ocupaba de los servicios religiosos, que se habían resentido mucho durante los años de la II República y la Guerra Civil. A finales de los años 50 todavía existían muchos matrimonios sin consagrar y personas sin bautizar. En 1951 una misión llevada a cabo por el Obispado de Málaga en el Partido Rural de Campanillas celebró 181 bautizos de adultos, 300 comuniones de adultos y 87 matrimonios.
 Esta situación impulsó a un grupo de jóvenes propietarios de la zona a pedir al Obispo de Málaga, Herrera Oria, un proyecto de revitalización cultural y religiosa. Este plan se puso en práctica a través de las Escuelas Rurales. En el municipio de Málaga se construyeron veintinueve, seis de ellas en el Partido de Campanillas: Estación de Campanillas, Maqueda, Los Arias, Casamayor, Colmenarejo y Somera.
     
        

Nombre de la escuela
Año
Nº Familias
Nº de Habitantes
Nº de niñ@s
Tipo de escuela
E. de Campanillas     
1955
72
610
118
Sencilla
Somera
1955
125
980
175
Doble
Los Arias
1956
131
761
240
Doble
 E .de Campanillas
1956
160
740
130
Sencilla
Casamayor
1956
68
334
64
Sencilla
Colmenarejo
1957
69
293
82
Sencilla
Maqueda
1957
80
355
63
Sencilla



 
Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas creado gracias a las aportaciones de todos los vecinos.