Administración
y gestión de las dehesas hasta 1789
Las dehesas de
Campanillas lindaban por el este con tierras de Juan Granados, por poniente con
la Cañada de Lira, al norte con el Cerrado de Chinchilla y por el sur con el
camino de Cártama. Tenían una extensión aproximada de 900 hectáreas, la mitad
de las cuales eran de labor y la otra mitad se dedicaba a pastos.
La parte de
dehesa dedicada a labor se arrendaba a jornaleros o labradores modestos. A los
agricultores les estaba prohibido construir ningún tipo de vivienda ni
habitáculo para guardar los aperos para no crear vinculación con la tierra y no
dar pie a las usurpaciones. Además tenían la obligación de mantener los
linderos limpios de zarzas y de guardar la paja y rastrojos para el ganado que
pastaba en la dehesa. En total se hicieron 104 parcelas de 4 fanegas cada una.
El pago de la renta se realizaba en dos veces, una cuando se recogía la
cosecha, en julio, y la otra en diciembre.
Durante este periodo la administración de las
dehesas correspondió a la Junta de Bienes de Propios, estos bienes eran
propiedades tanto rústicas como urbanas de los municipios y constituían una
importante fuente de ingresos para el Ayuntamiento. El Mayordomo de Propios era el administrador de todas las
rentas que el ayuntamiento de Málaga recibía por este concepto. En el siglo
XVII, las dehesas de Campanillas ingresaban al cabildo de Málaga 544.000
maravedíes y a finales del siglo XVIII 301.638 reales. Parte de estos
beneficios se destinaron a la creación de
un montepío de vinateros con el fin de remediar los males causados por
años adversos para la agricultura y
proporcionar capitales a los labradores. Además durante un tiempo sirvieron
para costear los vestuarios de las milicias que estaban destinadas en la capital.
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