Introducción
Desde que el
sistema feudal y señorial cayó en desuso por la paulatina implantación de un
estado moderno centralizado, la seguridad en los campos y ciudades ha sido una
de las preocupaciones más importantes de los gobernantes. Los Reyes Católicos
fueron los primeros en crear un cuerpo de policía estatal al instaurar la Santa
Hermandad. Esta se ocupaba sobre todo de la seguridad en las zonas rurales y en
los caminos, pues el asalto a diligencias y caminantes por bandidos era muy
frecuente. En 1834 se disolvió esta
institución, a pesar de que la inseguridad seguía siendo bastante grande, sobre
todo por la proliferación de grupos de bandoleros que actuaban en las zonas
rurales y se refugiaban en la sierra.
En
1844, diez después de la disolución de la Santa Hermandad, se fundó La Guardia
Civil y años más tarde se constituyó La Guardia Rural como un cuerpo filial.
A mediados del siglo
XIX, Campanillas formaba parte del partido segundo de la Vega. Existían
tierras de titularidad pública en las dehesas del Prado y la Fresneda y también
de propiedad privada. La población se distribuía en los distintos cortijos y
haciendas que a partir de la década de los cincuenta se fueron construyendo
como consecuencia del proceso desamortizador. La vega de Campanillas fue en
esta época una de las zonas agrícolas más productivas, regada por los ríos
Campanillas y Guadalhorce. Además era camino natural hacia el interior de la
provincia, ponía en comunicación localidades como Cártama o Álora con la
capital.
Antes
de la desamortización de las dehesas de Campanillas, las tierras de titularidad
pública eran vigiladas por un guarda, que cuidaba que no pastase ganado no
autorizado en la dehesa o que no se sacara leña indebidamente. Cuando la
propiedad privada dominó sobre la pública y los cultivos primaron sobre el
pastoreo, los conflictos y robos de cosechas fueron cada vez más importantes,
por lo que a Campanillas se adscribió una dotación de la Guardia Rural de
Málaga.
Los Partidos
Rurales de Málaga estaban divididos en cuatro Distritos. El Distrito Uno se
componía de los Partidos 1º y 2º de la Vega, Santa Catalina y los Verdiales. La
plantilla de la Guardia Rural de cada distrito estaba compuesta por un jefe,
cuatro cabos y 32 guardias, Campanillas adscrita al partido 2º de la Vega le
correspondía un cabo y cinco guardias.
Una Comisión Inspectora de la que formaban parte concejales y representantes de
labradores y propietarios, era la encargada de administrar la institución de la
Guardia Rural. En 1867, Jaime Janer, propietario de la hacienda Sta. María,
formaba parte de ella.
Las
funciones de esta comisión eran:
-
Velar por el buen funcionamiento del Cuerpo
-
Ratificar y administrar el presupuesto asignado
anualmente.
-
Aprobar los nombramientos de jefes y guardias
-
Decretar la cuantía del salario que debía percibir cada
uno de los componentes del Cuerpo, así como establecer el uniforme y las
insignias que debían portar.
Para ser guardia rural el interesado
debía aportar un informe favorable del cura párroco además de referencias de
algunos propietarios de la zona y del alcalde pedáneo. Normalmente los
licenciados del ejército sin medios económicos tenían preferencia a la hora de
solicitar una plaza.
Jornaleros trabajando la tierra |
Un cabo ganaba
2,5 pesetas al día y un guardia 2,25, aunque no estaba establecida la
dedicación exclusiva hay constancia de traslado de distrito de algunos guardias
por tener una tienda o ser propietario de tierras y no atender bien el
servicio. En una reunión de la Comisión presidida por el cuarto Teniente de
Alcalde, Antonio Buro, se puso de manifiesto la viciosa actitud de la Guardia
Rural, con problemas entre los jefes y la poca disciplina y celo en el
cumplimiento del deber de los guardias. Ante tal desorganización se solicitó la
disolución de la guardia existente y se procedió a una reordenación del
servicio, se nombraron nuevos guardias y jefes.
La vega de Campanillas a principios del siglo XX |
Las denuncias que hacían tanto la guardia
rural como los guardas jurados particulares tenían que tramitarse en el cuartel
de la guardia civil de Los Remedios. La mayoría de ellas estaban relacionadas
con los daños causados por el ganado en los cultivos y por cazar o cortar y
extraer leña de las dehesas del Ayuntamiento.
En 1926 la
guardia civil instaló un puesto en el cortijo de Campanillas, cerca de la
estación de ferrocarril y prácticamente la guardia rural dejó de ejercer sus
funciones, no así los guardas jurados particulares.
DOCUMENTACIÓN:
Archivo
Municipal de Málaga.
Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas
Texto: Josefina Molino
Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas
Texto: Josefina Molino
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