viernes, 26 de septiembre de 2014

ESCUELAS RURALES CONSTRUIDAS EN EL VALLE DE CAMPANILLAS

    Las escuelas rurales tuvieron su origen en las escuelas parroquiales existentes desde principios del siglo XX y los maestros itinerantes que recorrían los cortijos de los montes de Málaga.
    Hacer llegar la educación a los lugares más alejados de la provincia era una necesidad  en la que el Obispado de Málaga venía trabajando desde antes de que el Cardenal Herrera Oria fuera nombrado Obispo de Málaga. Fue en 1954  cuando se firmó un acuerdo con el Ministerio de Educación por el cual se creaba el Patronato Mixto de las Escuelas Rurales. Este Patronato estaba formado por ingenieros, abogados, técnicos de obra y otros profesionales en su mayoría miembros de Acción Católica. Tenían como misión principal la construcción y puesta en funcionamiento de  250 escuelas en toda la provincia de Málaga.  El primer paso que dio el Patronato fue la elaboración de un estudio para analizar y conocer la realidad educativa, cultural y religiosa de la provincia. En el informe se ponía de manifiesto que más de un 75% de la población escolar no tenía acceso a la enseñanza.  Con los datos de este estudio se llegó a la conclusión de que las Escuelas Rurales  a promover tenían que ser mucho más que una escuela, pues además de realizar una función docente también tenían que ejercer una labor social y de atención religiosa.
   Este  proyecto se fundamentó en un soporte físico, el edificio de la escuela, y otro humano, el maestr@.

 La construcción de las escuelas:

 El 16 de diciembre  1954, el gobierno aprobó una partida económica de 250 millones de pesetas para la construcción y funcionamiento de 250 escuelas en las zonas rurales de Málaga. Este dinero fue recibido por el Patronato a lo largo de cinco años a razón de 10 millones por año.
Se construyeron escuelas sencillas o dobles según la población existente, se edificaron en el centro geográfico de la zona en terrenos cedidos por los propietarios. Cada escuela tenía una o dos aulas, capilla y vivienda para el maestro o maestra.
En la construcción y posterior funcionamiento intervinieron directamente los vecinos. Se crearon Juntas Vecinales que ayudaron aportando materiales y mano de obra y más tarde colaboraron en la gestión y funcionamiento del centro. Estas Juntas Vecinales fueron el germen de las Asociaciones de Vecinos que se preocuparon de organizar servicios comunitarios como mejora de caminos y organización y celebración de fiestas entre otras.

    El factor humano: El maestr@ y los alumn@s

      Uno de  los pilares en los que se basaron las Escuelas Rurales fueron los maestros y maestras. Para ello se propuso la formación de un cuerpo especial de Magisterio Rural de la Iglesia formado en las Escuelas Diocesanas. Se establecieron tres escuelas femeninas en la provincia: Escuela de Santa María en Nerja  llevada por la Institución Teresiana, Escuela Virgen Inmaculada de Gamarra en Málaga, dirigida por las Religiosas Hijas de Jesús  y  Escuela María Inmaculada en Antequera  a cargo de las Religiosas Terciarias Franciscanas. Los Hermanos Maristas tendrán  la responsabilidad de la Escuela de Magisterio Rural para hombres ubicada en Torrox en la finca Trayamar. Las enseñanzas recibidas iban más allá de las académicas (matemáticas, lengua, historia o religión) a las mujeres se las instruía en puericultura, primeros auxilios, costura y manualidades y los hombres aprendían apicultura, mecánica y otras disciplinas relacionadas con el mundo rural.

        Desde el principio se tuvo claro que los docentes tenían que ser oriundos de la misma comarca en la que iban a trabajar para que hubiera una mayor motivación en el trabajo con los habitantes del lugar. En Campanillas Maruja Pérez  Padilla y Natividad Martos Bonilla fueron algunas de las maestras nacidas en la zona de Campanillas que cursaron estudios de magisterio en la Escuela de Gamarra, Mª Carmen Torres también ejerció de maestra en la Estación de Campanillas, habiendo realizado sus estudios en la Escuela de Magisterio Rural del Santuario de Flores de Álora en 1962. Todas tuvieron un periodo de formación de tres años. Una vez finalizado su periodo de formación eran destinadas a algunas de las 250 escuelas que se pusieron en marcha a partir de 1954. Sin duda el éxito o fracaso de una escuela dependía de la fortaleza moral y de carácter de estas mujeres.
            La primera tarea que realizaban nada más llegar a su destino era visitar a las familias y convencerlas de la conveniencia de enviar a sus hij@s a la escuela. Los alumn@s tenían que salvar muchas dificultades para asistir a clase, una de ellas era la distancia. En todas las épocas del año los niños y niñas tenían que recorrer hasta cinco kilómetros para llegar hasta la escuela. Por este motivo el horario era continuado por la mañana. Las necesidades familiares suponían otras dificultades, pues los niños se iniciaban pronto en el trabajo del campo y en el caso de las niñas, en la ayuda doméstica cuidando a los hermanos más pequeños. Pero a pesar de todo en la mayoría de las escuelas se consiguió escolarizar a un 80% de la población infantil.

Labor realizada por las Escuelas Rurales:
          
  Labor docente:


Alumnas de la Escuela de Magisterio
Rural de Gamarra
 Un mismo profesional atendía todos los niveles educativos. En el desarrollo de esta labor, además de poner en práctica los métodos pedagógicos aprendidos en su periodo de formación también se valieron del sentido común y el pragmatismo.  Las materias más importantes eran el conocimiento de la escritura y la ortografía así como la adquisición de una buena fluidez en la lectura. Los problemas de aritmética y el cálculo estaban relacionados con el mundo en el que se desenvolvía el alumn@.
            Una vez afianzada la asistencia a clase de la población infantil, las clases de alfabetización se extendieron a los adultos en horario nocturno. A estas clases asistían más hombres que mujeres, que preferían las clases de costura y bordado por la tarde.

   Labor Social:
Integrantes de la Sección Femenina
         que trabajaron en el Valle de Campanillas
Las Escuelas Rurales fueron el centro en el se desarrollaron las actividades sociales más importantes de la comunidad. El dinamismo cultural que tenía durante el curso se completaba durante el verano con las misiones culturales. Seminaristas y afiliadas a la Sección Femenina ponían en marcha un programa de actividades culturales que abarcaba desde la proyección de películas hasta la enseñanza de bailes regionales. En Somera los componentes de la misión cultural, durante varios años en la década de los 50, instalaron sus tiendas de campaña en el patio de la  “Casa Recreo” y desde allí dirigían las actividades en  la zona de la Fresneda y Somera.

            En ocasiones se puso en marcha una emisora de radio que servía de vehículo de difusión de la cultura y como medio de comunicación entre la población, al no existir teléfono. En Somera se instaló una de estas emisoras. Durante el tiempo que estuvo funcionando los vecinos de la Fresneda y Campanillas podían mandar mensajes de saludo a sus familiares y amigos, los cantaores de la zona podían mostrar sus habilidades e incluso se animaba a los jóvenes a que escribieran sobre algún tema o personaje importante.

  Labor de atención religiosa:
Boda celebrada en la capilla de la escuela
de Casamayor
El maestr@ rural fue siempre un buen colaborador de los sacerdotes que atendían las zonas rurales. Una vez a la semana la habitación destinada a aula se convertía en capilla donde se celebraba misa. Asimismo la maestra era la encargada de preparar a los niños para recibir la Primera Comunión que se celebraba en la misma escuela. También participaba activamente la maestra en las demás celebraciones religiosas como bodas o bautizos.









Fotos: Archivo Fotográfico y
Documental de Campanillas.

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