martes, 24 de junio de 2014

EL FERROCARRIL EN CAMPANILLAS


Texto: Josefina Molino
Foto: Archivo Fotográfico y Documental de Campanillas




El ferrocarril Málaga-Córdoba:
           
            El ferrocarril malagueño fue promovido por la burguesía comercial e industrial de la ciudad. Entre los años 1855 y 1859 se constituyó la Junta del Ferrocarril, compuesta por Martín Larios, Tomás Heredia y Jorge Loring entre otros. Su financiación corrió a cargo de empresarios y agricultores con algunas aportaciones de inversores catalanes y ayudas de las instituciones locales. Los promotores vieron en este medio de transporte una manera de dar salida comercial a los productos tanto agrícolas como industriales a través del puerto malagueño. Además éste se revitalizaría con los productos de la campiña cordobesa y jienense;  igualmente se quería acercar el hierro y el carbón de las minas de Espiel y Bélmez a la industria siderometalúrgica malagueña que estaba agonizando debido a la escasez de estas dos materias primas, pero el ramal hasta Bélmez no se terminó hasta 1873 y para entonces algunas siderúrgicas ya habían cerrado.

            El estudio técnico fue realizado por Máximo Perea. El desarrollo del trazado se hizo de una sola vía, salvo en el caso de viaductos, puentes o túneles en los que se contemplaba la necesidad de dos vías. La ejecución de la obra corrió a cargo de  Vitali, Picard y Cia.  En un principio los estudios aconsejaron realizar el trazado por Antequera, pero los intereses particulares de agricultores e industriales hicieron que  transcurriera por la Vega. En esta época la rentabilidad del ferrocarril estaba en el transporte de mercancías y no en el de viajeros.
La estación de Málaga se construyó en una de las huertas que Jorge Loring tenía en las afueras de la ciudad, aunque el informe del ingeniero Antonio Mesa aconsejaba acercar la estación al puerto. El primer tramo entre Málaga y Cártama fue inaugurado por la reina Isabel II en 1861; tres años más tarde el trazado llegó hasta Álora y por fin en 1866 se finalizó en Córdoba. En el tramo entre Málaga y Álora construyeron las siguientes estaciones: Málaga, Campanillas, Cártama, Pizarra, Álora y El Chorro. El tiempo invertido en este recorrido era de 59 minutos y había un viaje de ida y vuelta por la mañana y otro por la tarde. A pesar de que el ferrocarril atravesaba toda la vega y tenía estaciones en todos los pueblos por los que pasaba, algunos agricultores e industriales solicitaron permiso para construir apartaderos particulares para sus fincas o fábricas.
La puesta en marcha del ferrocarril no fue vista por toda la sociedad de igual manera. En algunos colectivos como los arrieros y carreteros suscitó recelo porque vieron amenazado su negocio y entre los pequeños y medianos agricultores producía miedo el paso de la locomotora echando chispas de carbón, temerosos de que sus cosechas pudieran ser incendiadas.


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