Texto: Josefina Molino
Dibujos: Salvador Bonet
Cupiana junto con Campaniles fueron las aldeas más importantes que hubo en el valle del río Campanillas hasta el siglo XV.
El origen de Cupiana parece estar en una hacienda rural de la
época del Bajo Imperio romano. Los restos que se conservan se hallan situados en
un macizo calcáreo que se asoma al arroyo Cupiana, afluente del Campanillas. Está
tipificada como una alquería medieval que tuvo su momento más importante entre
los siglos XIII y XV, en estos años llegó a tener hasta 140 habitantes.
El poblado tenía torres y muralla
defensiva, lo que no impidió que durante las guerras entre musulmanes y
cristianos fuera saqueada en varias ocasiones. La primera de ellas se produjo en tiempos de Juan II. En
1432 Gómez de Rivera entró a talar Málaga y taló el valle de Campanillas y
Churriana; era 1455 cuando las tropas de Enrique IV quemaron a rebato Cupiana,
en esta campaña las tropas castellanas no se limitaron a quemar y arrasar los
alrededores de Málaga, sino que llegaron a enfrentamientos militares con el
ejército musulmán. Galíndez Carvajal, en su Crónica de EnriqueIV nos relata que el monarca llegó a poner su
real durante unos días en Cupiana. Otro cronista de la época, Alonso de
Palencia, acerca de ese mismo hecho da una versión diferente. Según este
historiador, el punto de partida de las tropas castellanas no fue Álora, sino
en Écija y el rey, tras penetrar por la Vega del Guadalhorce con la intención
de destruir terrenos y poblados árabes, cambió de estrategia y pactó con el
príncipe nazarí Saad, cesando la tala y la destrucción iniciada. A pesar de
esto, Cupiana fue arrasada por una parte importante del ejército mercenario
castellano, que haciendo caso omiso de las órdenes del rey entró en la aldea.
Como resultado de este hecho, la crónica nos relata que una vez enterado
Enrique IV mandó cortar las orejas a los participantes en dicha algarada. A
este respecto Guillén Robles apunta que el monarca lo hizo porque ambicionaba
para sí los vergeles quemados una vez conquistada Málaga.
Tras la muerte de Enrique IV, las fronteras cristiano-musulmanas vivieron
años de relativa paz debido a la guerra civil entre los seguidores de Isabel,
hermana de Enrique y su hija Juana. Al terminar la contienda, los Reyes
Católicos fortalecidos por la victoria y por el hecho de haber unido los dos
reinos más poderosos de la Península, Castilla y Aragón, emprendieron la tarea
unificadora con gran perseverancia. Se movilizó gran cantidad de recursos,
tanto humanos como económicos y militares. Todos contribuyeron al esfuerzo, la
nobleza, las ciudades e incluso gentes de otros reinos. Se combatió con gran
dureza. Así en 1484, las tropas de Fernando el Católico, concentradas en
Antequera con un ejército de seis mil hombres de caballería y doce mil de
infantería, bien armados y con aperos para talar, se dispusieron a arrasar la
Vega del Guadalhorce, destruyendo las tierras de Cupiana, no dejando huerta,
viña ni árbol alguno, derribando los molinos de la ciudad.
En 1485, Coín y Cártama son tomadas por las tropas cristianas y “… los
moros de las villas de Churriana, Cupiana, Campanillas, Fadala, Alhaurín y
Guaro, recelándose muertos o cautivos desampararon estas villas y se fueron a otras partes con los
bienes que pudieron llevar. Sabido esto por el Rey, mandó derribar todas sus torres y muros y
también la torre del Atabal…” según cuenta García de la Leña en sus
Conversaciones Históricas Malagueñas.
Y de esta manera la aldea de Cupiana desapareció como tal, perviviendo el
nombre en el arroyo que discurre cerca de su antigua ubicación y en las dehesas
que se constituyeron en la zona tras la conquista de Málaga.
BIBLIOGRAFÍA:
CABRILLANA DE CIÉZAR, N.: El problema de la tierra en Málaga: pueblos desaparecidos. Granada 1977.
GARCÍA DE LA LEÑA, C. : Conversaciones Históricas Malagueñas. facs.1789. Málaga 1981
GUILLÉN ROBLES, F.: Historia de Málaga y su Provincia. C.S.I.C. Málaga 1874.
LÓPEZ DE COCA Y CASTAÑER, J.E.: La tierra de Málaga a fines del siglo XV.
Málaga 1983
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