El edificio que conocemos como La Corchera del Tarajal, cuyas
paredes son utilizadas por grafiteros que se creen artistas, y los terrenos que lo circundan, lugar
donde pastan las ovejas, cabras y caballos, vivieron tiempos mejores. Tiempos de
intensa actividad económica en la que
carros cargados de caña de azúcar y
camiones cargados con corcho entraban y salían del recinto fabril y daban vida
a este lugar
En la década de los treinta del siglo XX se construyó este
edificio de ladrillo prensado, una chimenea de 90 metros de altura en bloque de
hormigón refractario y un depósito de agua de hormigón armado. La planta del
edificio tiene forma de H con un cuerpo central avanzado del resto de la
edificación donde se ubicaban las oficinas.
En la década de los treinta del siglo XX se construyó este
edificio de ladrillo prensado, una chimenea de 90 metros de altura en bloque de
hormigón refractario y un depósito de agua de hormigón armado. La planta del
edificio tiene forma de H con un cuerpo central avanzado del resto de la
edificación donde se ubicaban las oficinas.
El primer uso que se le dio a este edificio fue como fábrica
mixta de azúcar, caña y remolacha, bajo el nombre de “Nuestra Señora de la
Victoria”.
A partir de 1946 cambió de actividad y sus instalaciones se
dedicaron a la producción de corcho y a mitad de los años setenta se convirtió
en un almacén de trigo.



