Las escuelas rurales tuvieron su
origen en las escuelas parroquiales existentes desde principios del siglo XX y
los maestros itinerantes que recorrían los cortijos de los montes de Málaga.
Hacer
llegar la educación a los lugares más alejados de la provincia era una
necesidad en la que el Obispado de Málaga venía trabajando desde antes de que el
Cardenal Herrera Oria fuera nombrado Obispo de Málaga. Fue en 1954 cuando se firmó un acuerdo con el Ministerio
de Educación por el cual se creaba el Patronato Mixto de las Escuelas Rurales.
Este Patronato estaba formado por ingenieros, abogados, técnicos de obra y
otros profesionales en su mayoría miembros de Acción Católica. Tenían como
misión principal la construcción y puesta en funcionamiento de 250 escuelas en toda la provincia de Málaga. El
primer paso que dio el Patronato fue la elaboración de un estudio para analizar
y conocer la realidad educativa, cultural y religiosa de la provincia. En el
informe se ponía de manifiesto que más de un 75% de la población escolar no
tenía acceso a la enseñanza. Con
los datos de este estudio se llegó a la conclusión de que las Escuelas Rurales a promover tenían que ser mucho más que una
escuela, pues además de realizar una función docente también tenían que ejercer
una labor social y de atención religiosa.
Este proyecto se fundamentó en un soporte físico,
el edificio de la escuela, y otro humano, el maestr@.
La construcción de
las escuelas:
El 16 de diciembre 1954, el gobierno aprobó una partida
económica de 250 millones de pesetas para la construcción y funcionamiento de
250 escuelas en las zonas rurales de Málaga. Este dinero fue recibido por el
Patronato a lo largo de cinco años a razón de 10 millones por año.
Se construyeron escuelas sencillas o dobles según
la población existente, se edificaron en el centro geográfico de la zona en
terrenos cedidos por los propietarios. Cada escuela tenía una o dos aulas,
capilla y vivienda para el maestro o maestra.
En la construcción y posterior funcionamiento
intervinieron directamente los vecinos. Se crearon Juntas Vecinales que
ayudaron aportando materiales y mano de obra y más tarde colaboraron en la
gestión y funcionamiento del centro. Estas Juntas Vecinales fueron el germen de
las Asociaciones de Vecinos que se preocuparon de organizar servicios
comunitarios como mejora de caminos y organización y celebración de fiestas
entre otras.
El factor humano: El maestr@ y los alumn@s
Uno de los pilares en los que se basaron las
Escuelas Rurales fueron los maestros y maestras. Para ello se propuso la
formación de un cuerpo especial de Magisterio Rural de la Iglesia formado en
las Escuelas Diocesanas. Se establecieron tres escuelas femeninas en la
provincia: Escuela de Santa María en Nerja
llevada por la Institución Teresiana, Escuela Virgen Inmaculada de
Gamarra en Málaga, dirigida por las Religiosas Hijas de Jesús y
Escuela María Inmaculada en Antequera
a cargo de las Religiosas Terciarias Franciscanas. Los Hermanos Maristas
tendrán la responsabilidad de la Escuela
de Magisterio Rural para hombres ubicada en Torrox en la finca Trayamar. Las
enseñanzas recibidas iban más allá de las académicas (matemáticas, lengua,
historia o religión) a las mujeres se las instruía en puericultura, primeros
auxilios, costura y manualidades y los hombres aprendían apicultura, mecánica y
otras disciplinas relacionadas con el mundo rural.
Desde el principio se tuvo claro que
los docentes tenían que ser oriundos de la misma comarca en la que iban a
trabajar para que hubiera una mayor motivación en el trabajo con los habitantes
del lugar. En Campanillas Maruja Pérez
Padilla y Natividad Martos Bonilla fueron algunas de las maestras
nacidas en la zona de Campanillas que cursaron estudios de magisterio en la
Escuela de Gamarra, Mª Carmen Torres también ejerció de maestra en la Estación
de Campanillas, habiendo realizado sus estudios en la Escuela de Magisterio
Rural del Santuario de Flores de Álora en 1962. Todas tuvieron un periodo de
formación de tres años. Una vez finalizado su periodo de formación eran
destinadas a algunas de las 250 escuelas que se pusieron en marcha a partir de
1954. Sin duda el éxito o fracaso de una escuela dependía de la fortaleza moral
y de carácter de estas mujeres.
La primera tarea que realizaban nada
más llegar a su destino era visitar a las familias y convencerlas de la
conveniencia de enviar a sus hij@s a la escuela. Los alumn@s tenían que salvar
muchas dificultades para asistir a clase, una de ellas era la distancia. En
todas las épocas del año los niños y niñas tenían que recorrer hasta cinco
kilómetros para llegar hasta la escuela. Por este motivo el horario era
continuado por la mañana. Las necesidades familiares suponían otras
dificultades, pues los niños se iniciaban pronto en el trabajo del campo y en
el caso de las niñas, en la ayuda doméstica cuidando a los hermanos más
pequeños. Pero a pesar de todo en la mayoría de las escuelas se consiguió
escolarizar a un 80% de la población infantil.
Labor
realizada por las Escuelas Rurales:
Labor docente:
Alumnas de la Escuela de Magisterio Rural de Gamarra |
Una vez afianzada la asistencia a
clase de la población infantil, las clases de alfabetización se extendieron a
los adultos en horario nocturno. A estas clases asistían más hombres que
mujeres, que preferían las clases de costura y bordado por la tarde.
Integrantes de la Sección Femenina que trabajaron en el Valle de Campanillas |
En ocasiones se puso en marcha una
emisora de radio que servía de vehículo de difusión de la cultura y como medio
de comunicación entre la población, al no existir teléfono. En Somera se
instaló una de estas emisoras. Durante el tiempo que estuvo funcionando los
vecinos de la Fresneda y Campanillas podían mandar mensajes de saludo a sus
familiares y amigos, los cantaores de la zona podían mostrar sus habilidades e
incluso se animaba a los jóvenes a que escribieran sobre algún tema o personaje
importante.
Labor de atención religiosa:
Boda celebrada en la capilla de la escuela de Casamayor |
El maestr@ rural fue siempre un buen
colaborador de los sacerdotes que atendían las zonas rurales. Una vez a la
semana la habitación destinada a aula se convertía en capilla donde se
celebraba misa. Asimismo la maestra era la encargada de preparar a los niños
para recibir la Primera Comunión que se celebraba en la misma escuela. También
participaba activamente la maestra en las demás celebraciones religiosas como
bodas o bautizos.
Fotos: Archivo Fotográfico y
Documental de Campanillas.
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