La fábrica textil de Intelhorce junto con la del Amoniaco y los tejares forma parte de la historia de Campanillas pues muchos de sus trabajadores/as eran vecinos de la Barriada.
La empresa se creó en 1957 a iniciativa del gobierno de Francisco Franco. Su puesta en funcionamiento pretendía dos objetivos: por un lado paliar el paro y revitalizar la industria en la provincia de Málaga y por otro descentralizar el proceso industrial del país. Su construcción se realizó en tres fases, en 1957 se construyó las primeras naves de hilados, en 1962 el edificio de la administración y en 1963 la nave almacén de tejidos.
Además del recinto fabril, se construyó un núcleo residencial para los trabajadores de la fábrica. El grupo de viviendas presentaba diversas tipologías: las de los obreros de tipo plurifamiliar en bloques y las de los directivos, unifamiliares y adosadas.
Hasta 1973 fue una empresa pública integrada en el Instituto Nacional de Industria. En ese año se vendió al grupo textil Castell y en 1989 a Giovanni Orefici, representante en España de Benetton. Por último volvió a ser empresa pública, aunque para entonces, Intelhorce estaba tocada de muerte y a pesar de las ayudas estatales no se consiguió reflotarla y en 2004 desapareció del mapa industrial malagueño.
A lo largo de sus casi cincuenta años de existencia pasaron más de veinte mil trabajadores. El momento más álgido fue en 1975 en el que se llegó a contar con 3.200, de los que más de la mitad eran mujeres. Había tres turnos de trabajo, mañana, tarde y noche. En los primeros años las mujeres solo trabajaban durante los turnos de mañana y tarde.
Intelhorce también pasará a la historia política y social de Málaga, pues en ella se inició parte del movimiento sindical de Málaga.
Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de la Asociación Cultural Torre del Prado
La empresa se creó en 1957 a iniciativa del gobierno de Francisco Franco. Su puesta en funcionamiento pretendía dos objetivos: por un lado paliar el paro y revitalizar la industria en la provincia de Málaga y por otro descentralizar el proceso industrial del país. Su construcción se realizó en tres fases, en 1957 se construyó las primeras naves de hilados, en 1962 el edificio de la administración y en 1963 la nave almacén de tejidos.
Además del recinto fabril, se construyó un núcleo residencial para los trabajadores de la fábrica. El grupo de viviendas presentaba diversas tipologías: las de los obreros de tipo plurifamiliar en bloques y las de los directivos, unifamiliares y adosadas.
Hasta 1973 fue una empresa pública integrada en el Instituto Nacional de Industria. En ese año se vendió al grupo textil Castell y en 1989 a Giovanni Orefici, representante en España de Benetton. Por último volvió a ser empresa pública, aunque para entonces, Intelhorce estaba tocada de muerte y a pesar de las ayudas estatales no se consiguió reflotarla y en 2004 desapareció del mapa industrial malagueño.
A lo largo de sus casi cincuenta años de existencia pasaron más de veinte mil trabajadores. El momento más álgido fue en 1975 en el que se llegó a contar con 3.200, de los que más de la mitad eran mujeres. Había tres turnos de trabajo, mañana, tarde y noche. En los primeros años las mujeres solo trabajaban durante los turnos de mañana y tarde.
Intelhorce también pasará a la historia política y social de Málaga, pues en ella se inició parte del movimiento sindical de Málaga.
Fotos: Archivo Fotográfico y Documental de la Asociación Cultural Torre del Prado
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